Entre las mejores cerezas del momento, los muy entendidos destacan las de la comarca del Alto Palancia, al suroeste de la provincia de Castellón, donde predominan unos terrenos y una climatología muy adecuados para este cultivo. Y allí radican producciones que abastecen en buena medida las existencias que se comercializan en Mercavalencia, el gran mercado mayorista del área metropolitana de la capital.
Los hermanos José María y Fernando Lizondo miman una explotación en el término municipal de Caudiel, cerca ya de las cuestas del Ragudo, que marcan el pronunciado desnivel hacia Teruel. Allí, con un clima que no deja de ser mediterráneo pero va tendiendo a mayores rigores de frío invernal, la familia Lizondo cultiva unos 3.000 cerezos que se reparten entre cuatro variedades.
De las cuatro, la primera clase en madurar es la del 'Rabo corto', que se empezó a recolectar hace unas dos semanas. Le sigue la '7073', ahora en apogeo. A continuación llegará la 'Garner' y luego la 'Summit'.
Esto es así para poder escalonar la recolección, que no venga toda de golpe. De esta manera extienden las ventas durante mes y medio, desde mitad de mayo hasta finales de junio.
Antes tenían también la '470' y la '475', y José María Lizondo aclara enseguida: «Es que ahora las variedades de cerezas van numeradas, ¿saben?, las nuevas van sobre todo por números».
La éxplotación de los Lizondo está bastante modernizada, aunque imperan todavía pautas artesanal en muchas tareas, lo que sin duda aporta una calidad adicional en el trato de la fruta y los cuidados para el perfeccionamiento de su maduración.
Los árboles están situados en marcos de plantación intensos, con dos metros de separación de unos a otros en la hilera y 'calles' de 6-7 metros, para facilitar el paso de la maquinaria.
La poda tiende a mantener los cerezos bajos, de modo que se facilite que la recolección se haga toda desde el suelo, para no utilizar escaleras y banquetas que retrasarían, complicarían y encarecerían la tarea.
Toda la producción (unos 20.000 kilos) se la venden al mismo asentador de Mercavalencia desde hace más de 25 años, lo que habla de una relación casi familiar. Los precios son bajos este año, porque hay más cosechaen general, con un máximo de 3 euros por kilo, lo que «no paga ni la faena», apunta José María.
Fuente: Las Provincias de Castellón
Los hermanos José María y Fernando Lizondo miman una explotación en el término municipal de Caudiel, cerca ya de las cuestas del Ragudo, que marcan el pronunciado desnivel hacia Teruel. Allí, con un clima que no deja de ser mediterráneo pero va tendiendo a mayores rigores de frío invernal, la familia Lizondo cultiva unos 3.000 cerezos que se reparten entre cuatro variedades.
De las cuatro, la primera clase en madurar es la del 'Rabo corto', que se empezó a recolectar hace unas dos semanas. Le sigue la '7073', ahora en apogeo. A continuación llegará la 'Garner' y luego la 'Summit'.
Esto es así para poder escalonar la recolección, que no venga toda de golpe. De esta manera extienden las ventas durante mes y medio, desde mitad de mayo hasta finales de junio.
Antes tenían también la '470' y la '475', y José María Lizondo aclara enseguida: «Es que ahora las variedades de cerezas van numeradas, ¿saben?, las nuevas van sobre todo por números».
La éxplotación de los Lizondo está bastante modernizada, aunque imperan todavía pautas artesanal en muchas tareas, lo que sin duda aporta una calidad adicional en el trato de la fruta y los cuidados para el perfeccionamiento de su maduración.
Los árboles están situados en marcos de plantación intensos, con dos metros de separación de unos a otros en la hilera y 'calles' de 6-7 metros, para facilitar el paso de la maquinaria.
La poda tiende a mantener los cerezos bajos, de modo que se facilite que la recolección se haga toda desde el suelo, para no utilizar escaleras y banquetas que retrasarían, complicarían y encarecerían la tarea.
Toda la producción (unos 20.000 kilos) se la venden al mismo asentador de Mercavalencia desde hace más de 25 años, lo que habla de una relación casi familiar. Los precios son bajos este año, porque hay más cosechaen general, con un máximo de 3 euros por kilo, lo que «no paga ni la faena», apunta José María.
Fuente: Las Provincias de Castellón
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